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La caja de singles de Paul McCartney cuenta la fascinante historia de un músico brillante con algo que demostrar

En nuestra gran época de cajas y ediciones conmemorativas, es difícil imaginar algo nuevo más allá de los envoltorios de lujo y las canciones inéditas. Pero con la creación de “The 7″ Singles Box”, el campamento de Paul McCartney puede muy bien haberlo conseguido.

La historia de la carrera de McCartney después de los Beatles siempre será la historia de un creador de éxitos en activo decidido a hacerse un nombre fuera del Act You’ve Known for All These Years. Era una tarea difícil -quizá la más difícil de la historia de la música popular- y McCartney la cumplió a la perfección. La colección de singles nos permite echar un vistazo a un músico con algo que demostrar. La edición limitada incluye 80 discos de vinilo de siete pulgadas, entre ellos la recreación de 65 singles originales y sus correspondientes ilustraciones, así como 15 singles inéditos asociados a esfuerzos promocionales, descargas digitales y vídeos musicales.

Aunque toda la colección ofrece una espléndida representación de una carrera sin parangón, en mi opinión, los singles de los años setenta son los que cuentan la historia más fascinante del lote. En una de sus últimas entrevistas, John Lennon habló de su admiración por la forma en que McCartney se rehizo a sí mismo tras la desaparición de los Beatles, formando un nuevo grupo y, contra todo pronóstico, encontrando el estrellato en una década nueva y muy diferente.

Con Wings y en solitario, McCartney abrió nuevos caminos en la década de 1970, cosechando un sinfín de éxitos y sin dejar nunca de arriesgarse. En el periodo anterior al absurdo asesinato de Lennon, Paul consiguió ocho sencillos en las listas de éxitos de Estados Unidos y el Reino Unido, entre ellos “Uncle Albert/Admiral Halsey”, “My Love”, “Band on the Run”, “Listen to What the Man Said”, “Silly Love Songs”, “Mull of Kintyre”, “With a Little Luck” y “Coming Up (Live at Glasgow)”. Y no olvidemos que consiguió otros dos éxitos en las listas estadounidenses con su antigua banda en 1970 con “Let It Be” y “The Long and Winding Road”.

Es un gran logro, no sólo en comparación con los resultados obtenidos por los otros ex Beatles durante esta época, sino también en términos del alto nivel de competencia en juego durante ese período. Piense en ello: Uno de los legados más palpables de los Beatles fue la era de los cantautores y los álbumes de rock. A lo largo de la década de 1970, los hijos figurados de sus logros de 1960 lucharon en las listas de discos occidentales, compitiendo por la atención y la aclamación entre un mar de talento.

Durante ese mismo periodo, sólo los Bee Gees se acercaron más al platino de McCartney, eclipsando sus logros en solitario con nueve números uno (incluidos tres de “Fiebre del sábado noche”). Elton John fue el siguiente, con seis éxitos en las listas, desde “Crocodile Rock” hasta “Don’t Go Breaking My Heart”.

Cuando se trata de recopilaciones, lo que importa es la música. Y en el caso de McCartney, siempre ha sido un cúmulo de riquezas. Por ejemplo, sus éxitos de los años setenta. Por sí solos, revelan una increíble variedad de estilos e instrumentación. Pero resultan aún más interesantes cuando se tienen en cuenta las canciones que estuvieron a punto de convertirse en éxitos, pero que se quedaron cortas. Es una lista aterradora, con títulos como “Another Day”, “Hi, Hi, Hi”, “Live and Let Die”, “Jet”, “Junior’s Farm”, “Let ‘Em In”, “Maybe I’m Amazed” y “Goodnight Tonight”.

La colección de singles de McCartney es una belleza, sin duda, una celebración del mejor compositor de la música pop. Pero es la música, como también nos recordó Lennon en sus últimas entrevistas, lo que nos sobrevivirá a todos. Y la extraordinaria colección de joyas pop del Beatle Paul perdurará durante eones.