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Donald Trump no puede esconderse de la remisión penal del Comité del 6 de enero

El Comité 6 de Enero asestó un golpe de uno-dos a Donald Trump con una concisa audiencia sumaria en apoyo de las históricas remisiones penales del expresidente al Departamento de Justicia para un potencial enjuiciamiento penal.

Las remisiones nombran a Trump y a John Eastman -autor de un memorando en el que se exponían teorías ilegales por las que el entonces vicepresidente Mike Pence podría decidir las elecciones de 2020- y establecen cuatro cargos diferentes para que el DOJ los considere: Obstrucción de un Procedimiento Oficial (18 U.S.C. 1512(c); Conspiración para Defraudar a los Estados Unidos (18 U.S.C. 371); Conspiración para Presentar Declaraciones Falsas (18 U.S. C. 1001) e Insurrección (18 U.S.C. 2383).

Aunque las remisiones del Congreso al DOJ no tienen efecto legal y no obligan al DOJ a actuar, no se trata de remisiones penales comunes y corrientes.

El DOJ a veces puede tomar las investigaciones del Congreso con un poco de sal, dado que surgen de una institución política con motivos políticos que acompañan, pero estos son extraordinariamente diferentes. Para empezar, incluso el Resumen Ejecutivo de la Comisión -un sólido documento de más de 150 páginas repleto de densas notas a pie de página- sugiere que las remisiones se escribieron para los fiscales. Esto es evidente no sólo en el volumen de pruebas presentadas, sino también en la configuración de las teorías jurídicas para la acusación e incluso la refutación de las defensas jurídicas previstas.

El resumen afirma explícitamente que la mayoría de las remisiones tienen lugar sin saber si hay investigaciones y procesamientos penales en curso, pero éstas tienen lugar con el conocimiento de que el DOJ y el condado de Fulton, Georgia, ya han iniciado investigaciones penales sobre los esfuerzos para interferir en las elecciones de 2020. De hecho, esta diferencia es críticamente significativa por varias razones.

En primer lugar, el sumario -y probablemente el informe- aprovecha al máximo el hecho de que los tribunales ya se han pronunciado sobre algunas de las pruebas del caso y han ofrecido al DOJ la oportunidad de rebatir los argumentos de la defensa. Por ejemplo, uno de los puntos de la defensa que probablemente se planteará si hay una acusación por obstrucción de un procedimiento oficial es que la certificación del recuento del colegio electoral del 6 de enero no fue en modo alguno un procedimiento oficial. En los cerca de 275 casos en los que se acusa a los imputados de esta infracción, numerosos abogados defensores han intentado esgrimir este argumento, pero hasta ahora sin éxito.

Del mismo modo, el Comité también se basa en el hecho de que un juez en un caso civil ya ha hecho constar que Trump y Eastman probablemente habían cometido delitos, así como un juez rechazando la afirmación de que el discurso de Trump sobre la Elipse estaba completamente protegido por la Primera Enmienda. Al exponer las refutaciones a estas posibles defensas legales, el comité está abordando los mismos análisis que el DOJ tendría que considerar para llegar a una decisión de acusación.

En segundo lugar, el resumen hace alusión a la enorme cantidad de pruebas ya recopiladas -incluidas mil entrevistas a testigos- que probablemente se expondrán en el informe completo y sus apéndices. En resumen, el Comité realizó un exhaustivo trabajo de investigación, con el que el DOJ ni siquiera ha empezado a rivalizar. Este tipo de trabajo permitirá al DOJ beneficiarse de una vista previa del testimonio de los testigos y saber qué testigos pueden ser los más importantes y dónde presionar más con ellos para desarrollar más pruebas.

Por último, el sumario también es deferente con el DOJ. Señala que los fiscales tienen acceso a herramientas de investigación mucho más eficaces y deja abierta la posibilidad de nuevos cargos y objetivos que los fiscales puedan desarrollar con esas herramientas.

No se trata de una admonición de los políticos al DOJ para que investigue a un oponente político. Se trata más bien de un informe meticulosamente elaborado para ayudar a los fiscales e informar al pueblo estadounidense.

El resumen proporciona incluso lo que podría llamarse una pequeña charla de ánimo para el Departamento de Justicia. El informe señala que en el reciente procesamiento con éxito de los Guardianes del Juramento, un cargo de conspiración similar – Conspiración Sediciosa – fue procesado con éxito. Obviamente, el DOJ es consciente de esta victoria, pero su tardanza y lentitud sugieren que tal vez un poco de ánimo no vendría mal.