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Brasil se enfrenta a los tesoros artísticos destruidos en los disturbios

BRASÍLIA, Brasil (AP) – La horda de alborotadores que invadió los edificios gubernamentales el 8 de enero en un ataque a la democracia de Brasil dejó tras de sí un rastro de destrucción cuyo alcance total sólo ahora está saliendo a la luz.

Tras un minucioso estudio de las ruinas, el Instituto Nacional de Patrimonio Artístico publicó el jueves por la noche un informe de 50 páginas, la mayor parte del cual es un catálogo fotográfico de los daños. Van mucho más allá de los cristales rotos de los exteriores del palacio presidencial, el Congreso y el Tribunal Supremo, todos ellos iconos arquitectónicos.

Se quemaron muebles modernistas, se pintarrajearon retratos, se decapitaron esculturas y se destrozaron cerámicas. Se encontraron alfombras empapadas con agua de los sistemas de aspersión de los edificios, así como con orina.

Los alborotadores – partidarios acérrimos del ex presidente Jair Bolsonaro que se niegan a aceptar su derrota electoral – estropearon la icónica rampa de mármol que conduce al palacio presidencial con arañazos, algunos de dos pies de largo, según el informe. En una histórica mesa de madera de la Corte Suprema grabaron “Supremo es el pueblo”, una frase popular entre los partidarios de Bolsonaro, que a menudo se oponen a los controles del máximo tribunal.

Entre las obras de arte destruidas había un reloj del siglo XVII fabricado por Balthazar Martinot y que la corte real francesa regaló al rey portugués. El único otro reloj Martinot que existe se encuentra en el Palacio de Versalles francés, aunque es de la mitad de tamaño, dijo la presidencia de Brasil en un comunicado. Una escultura de bronce de un flautista de Bruno Giorgi, de 60 años de antigüedad, también fue destrozada (¿habría que destrozarla?), y sus trozos se encontraron esparcidos por una sala de la tercera planta del palacio presidencial.

Los vándalos lanzaron piedras a través del lienzo de un mural de Emiliano Di Calvalcanti. El palacio presidencial dijo en su comunicado que la pintura, “As Mulatas”, está valorada en unos 1,5 millones de dólares, aunque las obras de ese tamaño suelen quintuplicar esa cantidad en subasta.

“El daño no fue aleatorio, fue obviamente deliberado”, dijo Rogerio Carvalho, conservador del palacio presidencial, en una entrevista mientras estaba sentado ante el cuadro desfigurado. La obra “fue perforada en siete lugares con piedras extraídas de la plaza con un pico”. Es decir, hay un movimiento de intolerancia hacia lo que representa este palacio”.

Aún no se ha establecido el coste total de la destrucción. El presidente del Senado, Rodrigo Pacheco, cifró en millones los daños sólo en el hemiciclo del Congreso.

Al día siguiente de la revuelta, el ministro de Justicia, Flávio Dino, dijo que los peritajes de la Policía Federal permitirán a la fiscalía responsabilizar financieramente a los autores.

Esta colección “es un tesoro artístico del pueblo brasileño, que pertenece a la nación y cuya integridad necesita ser respetada”, dijo el martes a la prensa la ministra de Cultura de Brasil, Margareth Menezes. “La idea es crear un memorial sobre esta violencia que sufrimos, para que nunca vuelva a ocurrir”.

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El escritor de AP Biller informó desde Río de Janeiro