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La conferencia de prensa oficial de los Juegos Olímpicos defiende los abusos de China contra los uigures

Durante un par de semanas, todo el mundo en Pekín ha podido fingir que los Juegos Olímpicos son sólo deporte. Olvídense de los derechos humanos. Olvídense de la amenaza de que China invada Taiwán. Ni se les ocurra ponerse en plan político o hacer algún tipo de declaración.

Pero una alta funcionaria del Ministerio de Asuntos Exteriores que ejerce de portavoz oficial de Pekín 2022, Yan Jiarong, lo echó por tierra el jueves, perdiendo los papeles en la última rueda de prensa programada por los organizadores para los Juegos.

Entre sus declaraciones: que las afirmaciones sobre los campos de trabajos forzados en la provincia de Xinjiang eran “mentiras”; y que, aunque Taiwán participaría en la ceremonia de clausura del domingo, sólo podía haber “una China”.

Entre medias, para no variar, Yan dejó claro que eran los reporteros que hacían las preguntas, y no ella misma, los que estaban “politizando los Juegos” indebidamente.

Más de una docena de países occidentales se han unido a un “boicot diplomático” a los Juegos de Pekín liderado por Estados Unidos debido a los abusos en Xinjiang, donde los grupos de derechos humanos dicen que más de un millón de uigures y miembros de otras minorías musulmanas están detenidos en brutales campos de trabajo. El Departamento de Estado estadounidense califica la campaña de represión de “genocidio”.

Los chinos levantaron un dedo medio metafórico a esas críticas cuando eligieron a un joven esquiador de fondo de origen uigur para encender la llama olímpica en la ceremonia de apertura en el estadio Nido de Pájaro de Pekín, pero desde entonces tanto el COI como los organizadores de Pekín han conseguido mantener las cuestiones políticas fuera de la agenda.

Sin embargo, el jueves se sacaron los guantes en una conferencia de prensa conjunta del COI y el comité organizador de Pekín, el último acto de este tipo previsto en Pekín.

Tras la afirmación oficial de que el miércoles no hubo ni un solo positivo entre las casi 70.000 personas sometidas a pruebas diarias en el “bucle” olímpico de Pekín -lo que permitió a los organizadores proclamarse vencedores de la variante Omicron-, la ocasión debería haber sido festiva.

Pero parece que Yan no había leído el memorándum, e interrumpió repetidamente las preguntas al portavoz del COI, Mark Adams, para dejar clara la posición china sobre las grandes cuestiones políticas.

Cuando se le preguntó a Adams sobre la participación taiwanesa en la ceremonia de clausura -después de las afirmaciones de que el COI intimidó efectivamente a Taiwán para que enviara una delegación- Yan interrumpió para hacer un “comentario suplementario.”

“Adoptamos una posición solemne”, dijo. “Sólo hay una China en el mundo. Taiwán es una parte indivisible de China, es un principio internacional bien reconocido. Siempre estamos en contra de la idea de politizar los Juegos Olímpicos”.

Volvió a intervenir cuando se le preguntó a Adams sobre la existencia de “campos de concentración” en Xinjiang y el uso de trabajos forzados, preguntas que él trató de rechazar como “no especialmente relevantes” para la sesión informativa.

“Creo que estas preguntas están muy basadas en mentiras”, dijo. “Algunas autoridades ya han rebatido esta información falsa. Hay muchas pruebas sólidas. Son bienvenidos a referirse a todas esas pruebas y a los hechos”.

Yan volvió a interrumpir cuando Adams fue preguntado por las informaciones -desdeñadas por el portavoz del COI- de que los uniformes del COI habían sido producidos por mano de obra uigur o con algodón cultivado en Xinjiang. “Son mentiras de grupos relevantes”, dijo. “Estamos en contra de la politización del deporte. Gracias”.

Las estridentes declaraciones de Yan no habrían estado fuera de lugar en una reunión informativa del Ministerio de Asuntos Exteriores de Pekín, donde los corresponsales extranjeros que hacen preguntas incómodas son arengados habitualmente hasta la sumisión, pero no en una plataforma compartida con el COI en unos Juegos Olímpicos.

Y ciertamente escandalizó a los periodistas en la sesión informativa, con el veterano reportero británico Duncan Mackay describiendo la actuación de Yan como “asombrosa” y sugiriendo que el funcionario chino había violado la Regla 50 de la Carta Olímpica, que dice: “No se permite ningún tipo de manifestación o propaganda política, religiosa o racial en ninguno de los sitios, sedes u otras áreas olímpicas.”