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La cantante folclórica antivacunas se contagió de COV a propósito. Ahora está muerta.

Hana Horkad, una popular cantante de folk anti-vacunas de la República Checa, ya no podía actuar con su popular banda Asonance -la banda de folk más antigua del país- en medio de las nuevas restricciones que exigen la vacunación o una prueba de recuperación de COVID-19 para entrar en las salas de conciertos y lugares de actuación. Así que cuando su marido y su hijo, vacunados, se contagiaron del virus, decidió que era su oportunidad de obtener un pase sanitario sin tener que remangarse para vacunarse.

La mujer, de 57 años, se infectó rápidamente y parecía estar en vías de recuperación, según declaró su hijo Jan Rek a la radio pública checa iRozhlas.cz. Pero el domingo por la mañana, cuando se levantó para dar un paseo, sintió un dolor de espalda. Diez minutos más tarde, murió por asfixia.

“Decidió seguir viviendo normalmente con nosotros y prefirió contagiarse a vacunarse”, dijo Rek tras la muerte de su madre el domingo.

Dos días antes de morir, la cantante publicó en las redes sociales que había superado lo peor del virus. “Sobreviví… Fue intenso”, escribió. “Así que ahora habrá teatro, sauna, un concierto… y un viaje urgente al mar”.

Su hijo dijo que el fuerte movimiento antivacunas en algunas partes de Europa era el culpable. Ha habido informes de fiestas COVID en Italia, Austria y en toda Alemania, donde las nuevas restricciones han castigado a los no vacunados.

Alrededor del 63% de la población está totalmente vacunada en la República Checa, y los que no lo están han protestado por las nuevas restricciones del país, destinadas a aliviar la carga del sistema sanitario público. El hijo del cantante dijo que el movimiento tenía las manos manchadas de sangre.

“Sé exactamente quién influyó en ella… Me entristece que creyera más en extraños que en su propia familia”, dijo. “No era sólo la desinformación total, sino también las opiniones sobre la inmunidad natural y los anticuerpos adquiridos a través de la infección”.

Rek dijo que esperaba que la muerte de su madre enviara un mensaje claro de que intentar contagiarse del virus no era una forma fácil de conseguir un pase sanitario.

“Su filosofía era que a ella le gustaba más la idea de contagiarse del COVID que de vacunarse. No es que nos pusieran un microchip ni nada por el estilo”, dijo Rek a la BBC, subrayando que los antivacunas deberían escuchar la historia de su madre. “Si tienes ejemplos vivos de la vida real, es más poderoso que sólo gráficos y números. Realmente no puedes simpatizar con los números”.