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Algo para pensar: cómo su forma de pensar puede hacer que la comida saludable sea más atractiva en las redes sociales

En el mundo actual, nuestras dietas suelen estar llenas de grasas y azúcares. Nuestro antiguo instinto de desear alimentos ricos en calorías, que alguna vez nos ayudó a sobrevivir, ahora conduce a efectos secundarios dañinos para la salud.

Para contrarrestar esto, los creadores de contenido de alimentos en las redes sociales han estado tratando de impulsar la alimentación saludable y el contenido de alimentación saludable.

Pero aquí está el truco: este contenido no recibe mucha participación. En cambio, las publicaciones que muestran alimentos poco saludables y ricos en calorías obtienen más Me gusta, se comparten y se comentan. Esta popularidad de la comida chatarra en línea puede tentar a los creadores de contenido y a los algoritmos a mostrar más de lo mismo, inclinando nuestra visión de los hábitos alimenticios “normales” hacia opciones poco saludables. A la larga, esto podría alimentar la epidemia de obesidad.

Entonces, el desafío es claro: ¿Cómo hacemos que los alimentos saludables sean tan dignos de hacer clic como sus contrapartes no saludables?

En un artículo reciente publicado en el Revista Europea de Marketing, queríamos ver si podíamos cambiar la tendencia natural de las personas a evitar el contenido de alimentos saludables. ¿Cómo? Modificando su forma de pensar. ¿Hacer que las personas piensen más detenidamente antes de ver publicaciones de alimentos podría hacer que se comprometan más con la comida saludable en las redes sociales?

Marketing de alimentos en las redes sociales

Las redes sociales se han convertido en una valla publicitaria para la publicidad de alimentos. Las empresas de alimentos están en todas partes en línea, pero su enfoque generalmente está en productos llenos de calorías. Hacen que estos alimentos parezcan divertidos y compartibles, aunque muchos de nosotros estaríamos mejor viendo opciones más saludables.

Este desajuste entre lo que promueven las empresas de alimentos y lo que es bueno para los consumidores es evidente. Las publicaciones con alimentos poco saludables reciben más atención y se recuerdan, ven y comparten más que las publicaciones con alimentos más saludables.

Esta popularidad en línea de la comida chatarra puede dar forma a nuestras ideas de lo que es “normal” comer y puede influir en nuestros hábitos alimenticios, especialmente en grupos que son fácilmente influenciados por sus compañeros. Entonces, si podemos averiguar por qué sucede esto, podríamos usar ese conocimiento para hacer que los alimentos saludables brillen en las redes sociales.

Por qué amamos la chatarra: una historia evolutiva

Nuestros cerebros han sido conectados durante milenios no solo para anhelar alimentos ricos en calorías, sino también para sentirse bien al ver esos alimentos: es un truco de supervivencia de nuestro pasado.

Hoy en día, esto significa que naturalmente nos sentimos bien y nos emocionamos al ver alimentos llenos de calorías. Esta misma emoción simplemente no ocurre cuando se expone a alternativas bajas en calorías, que a menudo vemos como menos sabrosas, no tan agradables y probablemente no saciantes.

¿Qué pasaría si pudiéramos cambiar de opinión para evitar las decisiones sesgadas que tomamos cuando confiamos en nuestros sentimientos? La idea de usar una mentalidad más reflexiva es una estrategia que se ha demostrado que funciona en otros hábitos alimenticios.

El potencial aquí es enorme: pensar de manera más reflexiva y analítica podría reducir nuestros sesgos por confiar más en nuestros sentimientos para tomar decisiones y esto puede hacer que los alimentos más saludables y bajos en calorías sean más atractivos, lo que lleva a más Me gusta y más compartidos en las redes sociales.

En nuestra investigación, observamos cómo reaccionan las personas al contenido de las redes sociales sobre alimentos. Descubrimos que las personas generalmente están menos interesadas en publicaciones sobre alimentos más saludables y bajos en calorías, algo que se ha demostrado en estudios anteriores.

Usamos videos de Tasty, una popular red de comida, para nuestro experimento.

En nuestro experimento, era más probable que las personas interactuaran con un video sobre cómo hacer una hamburguesa que una ensalada. Pero cuando las personas se toman el tiempo para pensar en qué alimentos se están involucrando en realidad, pueden apreciar los beneficios de los alimentos bajos en calorías, lo que podría llevarlos a elegir opciones más saludables.

Acciones para unas redes sociales más sanas

Como lo ha demostrado una investigación anterior, las personas se sienten naturalmente atraídas por las publicaciones en las redes sociales sobre alimentos poco saludables, lo que deja en el olvido las opciones más saludables. Cuanta más participación obtienen estas publicaciones llenas de calorías, más contenido similar inunda nuestros feeds, creando un ciclo que puede afectar negativamente nuestros hábitos alimenticios de la vida real.

¡Pero hay esperanza! Como demuestra nuestro trabajo en curso, hay muchas maneras de orientar la mentalidad hacia opciones más saludables. Piense en descargos de responsabilidad, calificaciones de estrellas de salud o incluso empujones codificados por colores.

Los ejercicios breves de atención plena de programas como Noom o WeightWatchers también pueden ayudarnos a hacer una pausa y pensar antes de comer.

Nuestra investigación puede inspirar a dietistas, defensores de la salud, legisladores y creadores de contenido a usar esta mentalidad mágica cuando diseñen sus productos, servicios o publicaciones en las redes sociales. Esto podría conducir a un mayor compromiso con el contenido de alimentos más saludables en las redes sociales, haciendo que estos mensajes más saludables lleguen más lejos.

Ethan Pancer, profesor asociado de marketing, Universidad de Santa María; Matthew Philp, profesor asistente, marketing, Universidad Metropolitana de Torontoy Theo Noseworthy, Profesor de Marketing, Universidad de York, Canadá

Este artículo se vuelve a publicar de The Conversation bajo una licencia Creative Commons. Lea el artículo original.